Sigo
pensando en ella
Me encontró oyendo salsa,
pensando tal vez que soy salsero,
no se lo conté porque;
me saludo y me abrazo fuerte
diciéndome que me había extrañado,
una semana sin verme
y narrándome su viaje a esta ciudad.
Me encontró tomando vino,
a las diez de la mañana.
Me dijo: ¡Tan temprano y con vino..!
Inició una nueva canción
de Marc Anthony - hasta
ayer..!
empezó a bailar y trato de motivarme,
para abandonar la sombra de mi rostro.
Paró y me pregunto: ¿Qué tienes?
Le respondí que nada.
Entonces me preguntó:
¿Qué tiempo puede estar una carne colgada?
Robó mi atención.
Mi respuesta fue: No
mucho tiempo;
porque podría malograrse o descomponerse.
Se mató de risa la muy guarra.
Era imparable su risa.
Le pregunté: ¿porqué tu risa.?
Me dijo que eso era falso.
Le pregunte: ¿Por qué?
Ella respondió: Tú llevas una carne colgada
en medio de tus piernas desde que naciste
y no se te ha malogrado.
Me sentí humillado. Me inmute.
Luego me preguntó: Pero, tú ¿la amas?
No supe que responderle.
Pensé que era parte de la broma de ese momento.
Sin embargo si la amo.
No se lo dije, porque podría
haber seguido haciendo bromas,
probablemente más pesadas.
Se me acercó y me dijo:
No has perdido nada, ella te traicionó;
no vale la pena, es una simplona y corriente.
Date cuenta me dijo.
Yo callado sin decir una palabra la mire
Se me acercó
me agarro del cachete
y me dio un beso.
Y me dijo: Yo podría darte mucho más
de lo que tú tristemente extrañas,
me dijo.
Me envolvió en sus besos,
y volví a percibir ese sábado
aquel perfume que quedo en mi almohada
la última noche del domingo pasado.
Otra vez tuvimos un apasionado sexo
en los muebles naranja recién comprados.
Era como estar inaugurándolos,
celebrando no se qué.
Hoy sábado nuevamente.
Una semana después de esos hechos
y de su pedido que esta vez sea
yo quien viaje a su tierra natal, Piura.
Hoy me llamó y le pedí que es mejor no vuelva.
Que no es bueno a que nos acostumbremos
que debiera ella volver a su vida normal
y yo seguir en mi soledad.
Que al igual que a ella, le irá mejor sin mi.
La oí Llorar en el teléfono,
dijo que le gustaría estar aquí.
La verdad. Niche de Colombia,
con la canción: Sin sentimiento,
me la trajo de regreso a ella,
su traición y me incitó
decirle que no quería verla.
No quería hablar mas
me despedí y me pidió que no corte.
Que entendía mi
tristeza;
que todo este tiempo ha pretendido ,
con su actos y su entrega
que la olvide a la que me traicionó.
Le dije que lo sabía, que no se preocupe
Me dijo: Te amo.
Incrédulo yo: No era necesario lo digas.
Cuídate le dije y me despedí.
Y es que la traicionera me decía lo mismo,
hasta con gestos que parecían verdad.
Fue teatro. Se mereció “El Oscar“.
Seguro estará cumpliendo sus sueños pienso,
Ahora mientras oigo a Jerry Rivera
Su canción - Tal vez.
Autor: Camisa
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