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sábado, 12 de mayo de 2018

La Dieta del Desdén y La Mentira

La Dieta del  Desdén y La Mentira

 

Aumenté mi peso cuando disfrute del calor

y  la tersura de tus manos;

destellaban mis ojos y agrandabas mis pupilas

cuando te miraba llegar.

 

Me goce tanto de tus locuras,

de tu acento norteño,  tus  caricias

y las poses cuando me entregabas tu piel.

 

Hoy estoy delgado, desde que te fuiste,

Inapetencia de alimento que a pesar del tiempo me dura;

fue tu corazón con clima de puna y sierra,

que con sus mentiras me hizo sufrir en demasía,

que hasta ha esculpido en mi alma, una extraña pena.

 

Mi delgadez se alimentó de los días sin ti,

en que no me comía los días que mentiste,

argumentando excesivo trabajo que no era así.

 

Me he comido mi orgullo,

tus insultos, tus palabras soeces;

tus expresiones “Ya empiezas”

“hoy no estoy para tolerar a nadie”

“Sabes que: no me jodas”

“haz lo que quieras”

“piensa lo que quieras”

“tu no tienes derecho a reclamarme nada”.

 

Me afecto mucho  esperar cuando no venias,

atizaste  el gris color de mis versos, 

en las páginas libres de mi talento;

me asesinaste en vida y en espíritu

sin mover un solo dedo.

¿Tanta magia tuviste?

 

Todo ese tiempo que me mentías

con mis letras y mi apoyo solo pretendía

elevarte para que volaras y no tropieces en la tierra.

 

Más a cambio tú me pusiste el rocío en el rostro,

te marchaste y dejaste la puerta entre abierta,

no se si fue mejor que te hayas ido sin irte,

o te hayas quedado marchándote.

 

Si quieres irte vete tranquila cerrare la puerta,

y guardare ese lucero norteño,

para cuando alguien ingrese tras mi puerta

y entregárselo cual prendedor para su pecho.

 

Autor: Camisa

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