Percibí mejor el mundo al mirar el brillo de tu tierna
mirada,
visionando el destino verde resplandeciente y muy
brillante.
Remangue la camisa, me puse las tenis y calcetas animado
a caminar contigo hasta el fin del mundo donde vayamos.
Ser febril y fieles compañeros, amigos, pareja y
confidentes,
llamarada rojiazul e infinita; candente flama de
constancia
de dar vida con tu sangre y la mía para un mundo
distinto;
más únicamente yo le puse energía mental, física y
espiritual
tu te marchaste, me dejaste aquí vacío; y nueva agua cero
hoy,
tibia y emocional surca desde el borde interior de mis
párpados
por las mejillas de este ser de polvo color a tierra seca
que soy.
Te marchaste y se que no te importa que aquí yo sigo
esperando,
a que vuelvas, aunque a veces entiendo que jamás tú volverás.
Entiendo que no habrá milagros que te regresen aquí a mi
lado,
y que debo construir cual milagro en soledad, un nuevo mundo,
entre mis versos, entre mis letras, mis sueños y mi
resignación,
envuelto entre la angustia y la tristeza de no verme a
tus ojos
como cuando la mirada mía, a la tuya encontraba; y sin
tocarte
fuertemente te abrazaba, mientras mi alma de amor explotaba
como hoy explota de fuerte e inmenso dolor, que el alma
estruja.
Te amaba y deseaba tanto, que jamás pedía alguna
explicación,
solo pedía amor y sexo pelada; porque cogíamos tanto y lento
mirándonos a los ojos y me pedias, te bese en ese loco
vaivén
mientras alcanzábamos la gloria tocando las nubes y el
cielo
con nuestra piel hasta que quedaras dormida en mis brazos.
Equivoque al pensar que me amabas con la médula de tu ser
no era amor de tu parte. Tú no fuiste nunca mía, fuiste
libre;
y como tal, volaste dejándome triste, con mi voz
amordazada,
sin poder gritar que te amo y que siempre te amará mi
corazón,
que enloqueció sinceramente, con tu mirada, con tu sonrisa
y con esa magia que parecía amor decente; más era de
bruja.
Autor: Camisa
Copy Right