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jueves, 20 de febrero de 2020

Lo que me hiciste

Me hiciste notar valiente, al aceptar con pena tu partida;

y aunque en mi tristeza lloré cuando te burlaste de mi verso

me di cuenta que tenías un corazón de alcantarilla y perverso

que preferiste dejarme herido y permanente moribundo en vida.


Te fuiste en mi dolor y mis lágrimas no pudieron retenerte,

tal vez ni recuerdes que te suplique que conmigo te quedaras,

que llore en tu pecho cual corazón desangrándose en vida

y cual puñal al alma que te causa hasta la oscura muerte.

  

Hoy no te extraño y es el dolor que hace que no desee verte,

y si me extrañas, ojalá al que elegiste fuerte lo abrazaras;

para que piense y crea que es a él a quien realmente tu amas;

más sé que en silencio y por dentro con tu mente me llamas.

 

Tampoco deseo saber las cosas por la que te fuiste y me dejaste,

prefiero sigas lejos de mí, ahora que ya no siento tu ausencia

no quiero saber jamás nada de ti ni sentir ahora tu presencia;

me acostumbre sin ti y a no ver el parque donde me besaste,

aquel día con los ojos abiertos, en que tal vez ya planeaste

o tenías tal vez en ti el cuchillo o puñal a tu ser bien asida.

 

Para clavármelo en tu momento tal vez predilecto o elegido,

o escuchando alguna una canción antigua o de Rio Roma,

cómo me cambiaste la vida u otro tema preferido

de tu cambio de vida y dejando entrever que todo fue broma.

 

Que tengo la lluvia contenida desde que te marchaste,

y hoy claramente podría ser un aluvión en Trujillo,

y aunque fue fatal y lacerante la herida que causaste

estoy como el junco para totorales en Huanchaco y con brillo.

 

 

Autor: Camisa

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