Después de disfrutar del encanto de tus ojos,
me agarre de tu mano para juntos caminar
por los atractivos de Chinchero esa mañana.
Disfrutar de la maravillosa vista de Ollantaytambo,
el valle sagrado y el templo del sol de piedra.
Caminar junto a ti y llenarme de energía
de esa que solo existe en todo Cuzco
y Cusco para muchos.
Después que me diste ideas
a través de mensajes mientras dormia,
para estar vivo y olvidar mi muerte
y olvidar la oscuridad de la tristeza.
Después de volver del cielo
y de volar entre las nubes contigo
envueltos a pesar del frío cuzqueño
en candente pasión besos y miradas.
Mi mente se quedó
entre tus besos
entre tu piel y tus manos.
Entre tu sangre y tu alma
en aquella mañana de ese día.
Moza no llegue a Piura como deseabas
más vinimos a Cuzco donde comprendí
que entiendes el
lenguaje de mis ojos
sin decirte una palabra.
Tú procuras siempre darme felicidad
y me enciendes a pesar de la oscuridad
haciéndeme el amor también con tu mirada.
Cuzco me abrazo con su energía,
con el encanto de gente con grandeza
y en sus brazos pude amar esa ciudad,
por su gente que es educada,
amable, servicial y honesta.
Cuzco me elevó y me recargó de energía,
para volver a la vida nuevamente,
para quedar vacío de la miseria,
que un día me dieron otros besos.
Cuzco me lleno de ti y de nueva vida,
me vistió de tu piel con tus sonrisas
y me abrigó con lana de alpaca y vicuña.
Moray Yachai Wasi de la agricultura,
Maras refugio antes y mina de sal ahora
que me sabe a tu blanca piel su sal
donde mi sangre se
aferra ahora.
Gracias por tanto y todo Cuzco,
por tu elevada
categoría,
por tu hospitalidad señorial,
por el majestuoso Machu Picchu
y por el frío que me llevo a buscar abrigo
entre lana de alpaca y piel aterciopelada.
Machu Picchu me recargo el alma,
me elevó y me recargo de energía,
estar en el pueblo de la más bella ciudadela
y mirar junto a ti las estrellas.
Me siento renovado listo para empezar
nuevamente a vivir con esperanza.
Cuzco me diste energía y vida nueva
cicatrizando heridas a esta tierra
y poco de barro que Dios le dio alma.
Cuzco quitaste las sombras de mis silencios
y espolvoreaste el fulgor en mis ojos,
para sentir la vida nuevamente,
en este corazón que estaba moribundo,
Dios gracias por traerme con bien
a este lugar ombligo del mundo.
Hoy también te abrazo Cuzco ,
por acogerme en tu verde regazo,
en tus andenes, tu corazón inca
en tu historia en tus hoteles
y en tu majestuosa memoria.
Autor: Camisa
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