En tus ojos y labios de tu boca
encontré el amor y la alegría
conocí contigo la felicidad loca
más para ti era simple algarabía.
En la noche, cual al día,
aquella vez que te alejaste;
fue tarde noche en aquel día
que mi cumbre derrumbaste.
Entiendo que el sujeto aquel,
de tu alma aún no ha borrado
las huellas que deje en tu piel
en todo tiempo que ha pasado.
Lo digo con certeza al saber,
que tu preguntas aún por mí
y en tus ojos empieza a llover
deseando saber aún mas de mí.
Se que ahora te duele mi dolor,
porque al fin te diste tú cuenta,
que era sincero este azul amor
y no de esos de compra-venta.
Herido buscaste que me pierda,
para no explicarme nunca nada;
más esto que esta a mi izquierda
aún tiene dentro tu filuda espada.
Se que tu daño, no lo merecía;
si merecí una explicación,
que lo esperé años día a día,
fue una espada, tu decisión.
Aún llevo el alma agrietada,
después de tu dura partida,
y miro del otro lado del mundo,
que buscas aún a este trotamundo.
Jamás encontré una ilusión,
que te borren de mi mente
se que tu no borras la pasión,
ni el perfume de la simiente.
Fueron tantas tardes juntos,
mirando al oeste el sol caer;
tu geometría y todo tus puntos,
ame de la noche al atardecer.
Más entendí recién ahora,
que solo lo mío fue amor
y que tu fuiste esa actora
que me causó tanto dolor.
Yo tu lluvia, no lo entiendo,
ni que pretendes demostrar;
tal vez nuevamente finjiendo
para con mi alma acabar.
Autor: Camisa
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