La miró a los ojos pardos y le confesó
sabiendo el costo qué eso acarrearía;
la pérdida de su libertad le traería,
y felicidad por lo que él le profesó.
Rodaron transparentes perlas de rocío,
cual rocío en las plantas por la mañana,
se prendió una luz y sonó la campana,
se miraban los ojos y se secaba todo río.
Aceptó volar junto a él sin ataduras
y estar juntos incluso en la malas;
fue un amor real a prueba de balas,
todo fue a la luz y nada a oscuras.
Fue la forma de amar más admirable
que haya visto jamás yo en mi vida,
amor que amando sana toda herida,
forma de amar profunda e inigualable.
Autor: Camisa
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