CONFESIONES GRISES
I
Con huella alfabética, con mi puño
desde mi mente hoy te digo:
escribo versos espinos y sombríos,
los que me brotan del alma
y plasman puramente mis puños,
reflejando mi dolor y mi dultricima pena.
Tú; razón de existir de mi alma,
aquel
transparente claro de mi cuerpo….
¿Por qué dejas que
me viva el invierno…?
¿Por qué…?
¿Por qué amor…, por qué...?
Dime...
¿No crees en mí?
Sino...
Ven mira en mis ojos el amor que te tengo.
Ven mira en mis ojos ¡Pero ven...!
¡Ven mira por favor...!
II
Con toda la sangre de mi cuerpo,
desde la orilla de mi espíritu hoy te digo:
Ya no quiero sufrir por tí
ni sentir las pálidas horas que se van.
Ya no quiero sufrir por tí.
ni resignarme con verte solamente.
terrible lanza que me punge el alma
y atropella mi pensamiento.
Ya no quiero que el dolor se ciña
en mi grisácea alma.
ni
en la paradójica calma de mi tiempo,
ya
no quiero soñarte mi íntimo cristal
ya no quiero pensarte pletórico de
dolor
¡Ya no quiero sufrir por tí…!
Hoy quisiera amar nuevamente tu piel,
hasta el punto de estremecer tus huesos.
Hoy
quiera abrazarte
y sentirte en mi beso dulcemente enamorado.
III
Con toda la verdad que en mi existe desde mi ser,
en
mis versos digo: tal vez nunca vengas
mas tendrás en tu alma la evidencia
que viajé allí y fui a tí...
Mas hoy fijamente en ti
cual autista siempre pienso en tí...
escribo melifluos y grices versos blanquirojos,
sobre los pétalos de una rosa blanca o amarilla,
para convencerte de mi rojo
y acendrado amor por tí.
Tal vez no me creas,
pero te amo...
y estas, húmedas y cálidas lágrimas que lloro,
son el símbolo que te amo y te adoro.
¡ya no quiero sufrir por tí...!
¿por qué ocupas más espacio en mi carne
que mi propia alma ¿
¿por que eres espíritu en mi existencia…?
¿por qué?
Hoy quisiera amarte con dulce y virginal ternura
hasta donde hay vida, hasta después de la muerte.