Los recuerdos que sostienen mis neuronas,
vienen cual volcanadas que apresuran
este amor infinito; sentido en el alma
y escrito en días vividos con tu nombre,
tu perfume y caricias de mis manos en tu piel.
Este amor late en el órgano de mis emociones,
en el dulce deseo infinito de mirar tus ojos,
mirando nubes en el cielo en este momento
y mirando lienzos vividos pintados por nosotros.
Ráfaga de sueños no realizados en esperanza,
vida hecha caos; cual muerte que es mucho peor.
Nubes grises en el cielo y tibia lluvia sentida,
al filo de mis labios, cual sangre de mi herida.
Espíritu entre fuertes espasmos sentidos,
depresiones nutridas de silencio reprimido,
pintando la brisa, con recuerdos y con suspiros,
tu sonrisa, tu mirada y cada gesto tuyo,
que sostengo con ternura en la memoria.
Estas ganas sorteadas sobre el tiempo,
entre olvido, recuerdo y amargura;
de esta mi nostalgia brava, que atormenta
los sentidos profundos de la armadura.
A ritmo de emergencias sumisas y desesperadas,
están en el umbral de la libertad y la condena,
con la sangre de tus filosas palabras y las mías
que se enredan en mensajes, cual pelea de pulpos.
Aquí empapado de lluvia aún te espero,
entre mantos pintados de día y de noche;
en una libertad con tentáculos ocultos,
que me tiene preso en la rutina,
el anciano y pútrido consumismo.
Allí en el relieve de lo real y lo absurdo,
sobre la cumbre oscura del mundo,
mi aún ser... Espera ese abrazo tuyo,
en esta travesía fúnebre de la vida,
cual zombi, tras un nuevo Septiembre.
Como borrar todo el ayer de la memoria,
en que desvestí tu piel y te robé un beso,
te hice venir y me diste más que eso,
en la frescura de un tierno y joven abril.
Te tomé a sorbos pervertidamente,
coincidiendo con tu lujuria juvenil,
a prisa y con lentitud de movimientos,
marque tu piel y tú mis sentimientos.
Autor: Camisa
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