Por varios dias
no he deseado para nada,
volver a conversar con la luna.
Más casi al final de la media noche,
la heché de menos,
ella no estaba.
Probablemente tampoco
deseaba oírme como cada noche.
Empecé a jugar con cada
manto del viento,
en mis manos y en mi rostro
mirando el cielo
a ver si divisaba a la luna.
No la vi....
Aburrida debe de estar
oyendo cada día
el mismo yaraví.
Oyendo ese verso
que a una nueva canción
deseo incluir.
Más yo nuevamente,
me abrace a ese verso,
recitándole a la noche
y recitándole a mi perro
que saltaba y ladraba
como molesto o tal vez feliz.
No lo se...
Más persiste en no dejarme
y apoderarse de mi
una vez mas esta proclividad
de orillarme a la tristeza
en mi soledad oscura
me lleva a pensar
que este amor es un hecho
demostrable, amable y creíble.
Que este amor,
seria provecho,
si podría convertirme,
en el pan para el pobre,
o en el alimento diario
de un desvalido.
Seria más útil mi existencia
si fuera alimento
para un pueblo hambriento
o para un humano desvalido
discapacitado o de habilidades diferentes.
Me abrace a un verso
y eleve mis manos
para que las tocara
y cure mi alma.
Las eleve de una forma y modo
que imaginé estar
sobre el globo terráqueo
extendiendo mis manos,
para que tocara las mías.
Muy útil sería
si fuera el agua de tierras áridas
para el campesino
que desea con esperanza sembrar.
¿Qué sería si sería...?
o ¿ que sería si yo no fuera...?
Qué sería si ahora yo muriera,
ahora que no hago falta,
que se apagaron las luces
y me estoy yendo de bruces.
Alicaído y abrazado aún al verso,
como se aferra una vida,
a la vida,
cuando se ve en peligro.
Suicidarme lo pensé ya antes
cuando me sentí perdido.
¡Ahora no lo estoy...!
Al contrario me he encontrado
y se quien soy y cuanto tú vales;
que di lealtad, amor y amistad,
te di mi tiempo cual tesoro
y mi luz quedándome yo en tinieblas.
El destino una anaconda,
que se traga el camino de luz,
te da un falaz amor la corriente
y un mundo de oscura sombra.
Autor: Camisa
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