Después del calor de invierno
Yo volando
bajo sin aspaviento,
con perfil
bajo en todo momento,
tú
impulsándome a volar más alto,
exigiéndome
que la suelte a esa fulana
aquella mujer que tu llamas
"la innombrable".
Más tú sabes que aún la
sueña mi alma,
que ella esta incrustada en
mi corazón,
que puedes tu haberte
marchado mañana
y todo volverá al mismo
invierno;
porque aún de ella sigo enamorado.
Es mi sangre, mis huesos y mi humanidad
que a ella “la innombrable” no la han olvidado,
vez el inmenso y estruendoso ruido en sus redes,
ella aún pretende herirme para sufrir yo más.
Gloria inmensa entre
sábanas tú me has dado,
intentando fervientemente
que la olvide a ella;
más mi loca y lúcida mente
no la han sacado,
y sigue en mi alma metida
cual estrella
en el oscuro y negro
firmamento.
Verás que aunque tus negros
cabellos,
en mi almohada y cama
se hayan quedado,
o los encuentre incluso en
la ducha
no has logrado hacerme
olvidarla
pues este proceso y esta
lucha
por olvidarla no es
sencilla.
Percibo en mis ropas y en mi
piel,
tu exquisito perfume tan delicado,
de los días que conmigo has
estado,
que no ha sido suficiente y
que no he logrado
olvidarla ni arrancarla de
mi alma
a pesar que me diste todo y
tanto.
Se que te expusiste al
venirte a Lima,
mintiendo que viniste a ver
unos asuntos,
más te diré que me agrado
mucho pasarla juntos,
perdóname Moza no puedo aún
olvidarla,
menos estar sin ella
tranquilo.
Autor: Camisa
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