Enredo Amoroso
Una
vez más se enredaron mis manos en tus cabellos
Y se
fundieron en el calor de tu piel,
Se enredó
mi cuerpo al tuyo cual cera se derrite
Junto a
la otra en el fuego lento de una hoguera
que en
ese instante fue tu vientre.
Me
moví al compás del reloj de tu habitación,
no apagué
la luz para ver lo que me dicen tus ojos
semi
abiertos y cerrados en pequeñas porciones de tiempo,
en medio
de ese jadeo incesante que nos aceleraba
el
traslado a los páramos del placer de todos los siglos,
en
pleno siglo XXI oírte decir ¡que rico…!
a mi oído
cuando llegabas las veces que llegaste.
No fue
fortuito, este encuentro,
ambos
lo deseamos por este inmenso amor
que
nos profesamos como bendición que se
recibe
en
forma sagrada en el amor juvenil,
que le
gusta andar a pasos gigantes.
Ambos
deseamos quedarnos para siempre,
en el
tiempo que no se fueras jamás,
en medio
de ese inmenso y dulce fuego,
que nos
abraza tanto y no queremos dejarnos.
Después
de terminar y haber llegado ambos,
quisiera
volver a enredar mi piel con la tuya,
en
aquellas blancas sábanas de ensueño,
de una
forma íntima, tierna y única…
de una
forma feliz... pueda oír tu respiración rápida,
sentir
el calor interno de su piel al hundirme dentro de ella
entre vaivén
y jadeo ¡Que Rico…! ¿Verdad…?
Autor:
CAMISA