Cual
pebetero de olimpiada,
encendiste
mi tímido y solitario corazón,
hiciste
que mi pálida, triste y gris mirada,
brille
con la alegría de conocerte, cual neón.
Más hoy
estoy preso en el mundo de tus ojos,
tras
los fríos barrotes de tus voluntades,
encerrado
en tus espacios de tiempos pequeños
y
aceptando entre penas tus arbitrariedades.
Hoy
se revela mi alma que te adora,
Y mi
memoria se enciende con tu ausencia,
mi intolerancia
ahora aflora
y
exclama urgente tu presencia.
Revoluciona
mis sentimientos en mis penas,
actúas
como si no estuvieras en la ciudad,
o como
si no corriera sangre en las venas
lo
peor es que lo haces con asiduidad.
No
reclamo o molesto, más me quedo callado;
perdón
si en un momento te ha molestado,
mi corazón,
triste por tu ausencia y enamorado.
Autor: CAMISA