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domingo, 2 de enero de 2022

La vi

Me quede dormido describiendo su rostro y su piel 

en las páginas de mi cuaderno cuadriculado.

Después de tantos días en que no pude dormir,

pensado en su sonrisa y en el timbre de su voz.


La vi  en mis profundos sueños dormidos,

con aquella blusa manga larga de vaquero,

le di un beso y alcancé decirle que la quiero,

con la mano en el derrier ceñí su cuerpo a mí, 

en la libertad de un sueño que fue mi gloria,

con el simple afán de evitar la dura nostalgia,

del largo fin de semana que inicia cada viernes,

desafiando en mi ser el dolor, el amor y el olvido.


La desnudé y le hice el amor en el diván de cuero, 

de la habitación del reposo en posición perrito;

la levanté y la lleve al filo de la esquina de la cama, 

seguí suave y fuerte en posición G hasta verla venir.


Más fue solamente un sueño en este tiempo aislado,

en la revolución de líneas de letras en versos y poesía,

entre el recuerdo de su piel cuando la hacia gemir,

y la felación que me hacia después del primer polvo.


Eso era mi gloria y mi realce al amar después de amar, 

con dureza, suavidad y fuerza hasta mirar cerrar su ojos,

gimiendo y temblando bajo mi piel hasta desvanecerse.


Sí; escribí en su piel mi poesía de lejos y de cerca,

después de quitarle la blusa y ese jeans apretado,

y muchas veces por ella salte del tiempo la alberca, 

para grabar una historia a colores en su memoria.


Las ropas quedaban algunas veces por el suelo,

hasta llegar a las sábanas blancas de la cama, 

entre besos y toqueteos con la piel de mis manos, 

y ya en la cama acariciaba y besaba su  piel entera 

usaba mis hombros para elevar sus pies al cielo

y hundirme en ella mirándola como cerraba sus ojos.


Los recuerdos de mi mente a mi bolígrafo son trasmitidos,

y lo evoco todo sobrio sin necesidad de vino o cerveza, 

hay letra suficiente, para escribir cada uno de los detalles 

que hacen vibrar mi corazón febril, por el amor de ella.  


Autor: Camisa

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