Tú; que te deslizas en mi
universo, no imaginas el dolor
en mi
sonrisa, que ahora desconcierta mi alma y taladra mi vida...
Tú; que no robaste nada, porque de mi amor,
todo te lo di...
Sin contrastes, con ternura gloriosa y con
sonrisa flotante;
¿Por qué me das cáliz? y un prolijo
adiós... ¿por qué?
Tú; que besabas la pasión de mi piel y
bañabas mis sentidos
con tus cálidas y tenues caricias; ¿por qué
hoy quiebras, acuario
mi vida...?
Tú;
¿por qué hoy mutilas mi alma, con cálculo natural?
¿Por qué matas mi númen oculto, por qué
el adiós?
¿Por
qué... ?
No ! yo; que aún te enaltezco en
mi resonante mar,
¡No te vayas!...
No permitas que la soledad sombría se
apodere de mí.
Yo
te pido: devuélveme la verde
esperanza y el auténtico tiempo que di,
no permitas que el rocío desnudo, tibio y
salado acaricie
húmedamente el reflejo de mis años.
No permitas que mi verso caiga en la
tétrica noche.
... y así no germine,
Un oscuro vegetal herido.