Me diste la sentencia y mirando las estrellas
me quede en la sombra de tu castigo.
Sin merecerlo este humilde servidor,
que te ama inmensamente como a nadie.
Amor; soy yo el que llenó tus vacíos,
y que abrió camino en las montañas
de tu piel y tu vientre por vez primera
elevando tus pies a sentir lo rico
entre las nubes y el placer del cielo.
Este ser que tiene vida ya sin vida,
hoy extraña tu norte, sur y frontera;
vivió para ti... más hoy es todo tristeza,
que extraña tu piel, tú voz y me hace falta.
Me despoje del orgullo y dignidad,
luche con todo por estar a tu lado;
Te di mi todo, por amor y enamorado
y tú me traicionaste sin merecerlo.
Tejí tus alas para que emprendas vuelo,
fui el calor que te convertía en diamante.
No quisiste las estrellas ni menos el cielo
y apagaste el fuego deseando ser piedra.
Presagios e infiernos en lluvias infinitas;
angustias, nostalgias y madrugadas frías
entre letras, versos y poesías transcritas
pasa sin ti mi tiempo, en noches y días.
La pena de estar sin ti, mi vida desmedra,
al pensarte y compararte con algunas mujeres,
que me arrinconan al recuerdo y al desvelo
de pintarte y escribir tu nombre en cada verso.
Autor: Camisa
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