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domingo, 10 de junio de 2018

Nadie Sabrá

Estoy en el lugar lejos,  donde alguna vez quise llegar,

cuando escape de aquel lugar  que pensé era mi tormento.

Hoy me doy cuenta que no era mi paz este frio lugar

ni mucho menos lo vital, lo necesario o mi alimento.

 

Aún así  extraño el calor de tus dulces besos norteños,

que terminado el beso, mis ojos se encontraban con los tuyos

percibía tu aliento, tu perfume y el aroma de tu orgullo,

que se devanecía con amor y más besos pequeños.

 

No romperé esas cadenas que me impiden irme de ti,

las dejare allí hasta que mis huesos  se suelten de ellas,

porque nadie sabrá que sufro pensando en ti,

y que aún frente a mi; estas en las estrellas.

 

Lo bueno de todo es que nadie, que te amo sabe;

así nadie cuenta se dará, cuan grande es este dolor.

Ni sabrán que fui y aun soy tu contrabando amor,

que te idolatra y adora. ¿que duda cabe..?

 

Nadie sabrá que susurro tu nombre en mi silencio,

ni sabrá que siempre necesitaré de tus besos;

quiera Dios que al menos sirvan mis plegarias, mis rezos

y estos azotes de soportar el dolor que penitencio.

 

 

Nadie sabrá que fui el primero en tu vida,

ni sabrá que fui quien te llevo al cielo  la vez primera;

menos que tu perfume se impregno en los poros de mi piel,

en el mes que mirando el café de tus ojos te di el beso aquel

que revoloteo y germinó como un azul vida esta quimera,

que hoy agoniza con tu adiós y tu partida.

 

Nadie sabrá que en mi cama no solo quedo tu cabello,

si no tu perfume, tus jadeos, tus quejidos y tu transpiración;

ni sabrán  que se quedaron tus fluidos en el destello

de este inmenso amor que nos dimos con pasión.

 

Nadie sabe que los recuerdos de este dulce y grande amor,

están en la almohada que mordías  cuando dentro de ti,

estaba yo en un acelerado vaivén  en tarde, día o noche.

 

Sí; están también allí en las sábanas aquellas,

donde se quedaron con ternura los sueños de cada noche,

que te hice el amor pegando mi pelvis junto a la tuya.

 

Seré siempre un caballero no mancillare tu honra, lo juro;

porque nadie sabrá que bese tu pecho y lloré en el,

cuando me destrozaste el alma diciendo que partías

 

Nadie sabrá que con mis labios, acaricié de tu cuerpo la piel,

ni sabrá que fantástico me apretaste la piel con tus nalgas

ni mucho menos sabrán que con tu vientre también lo hacías

menos aún sabrán, que entregaste todo de todo lo tuyo.


Autor: Camisa

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