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viernes, 30 de marzo de 2018

Culpable Soy Yo

Culpable soy yo

 

 

Hoy me como el orgullo

  y reconoceré que si te amo.

Pero ya me duele este amor.

 

No. Juro que no eres culpable,

culpable soy yo, por dar demás,

sin escatimar que un día podrías

dejar de amarme, por culpa mía.

 

No.  No eres responsable,

ni culpable que el manantial de mis ojos

se desborde por mi rostro.

 

Culpable soy yo, porque me entristezco,

al saber que te vas;

más este frio marino,

duro castigador y testigo

que mi pecho abierto,

fue en algún tiempo,

rojo mi corazón;

más hoy es de amor

azul negro y muerto.

 

Culpable soy yo

por no expresar mi sincero amor,

en mayor entrega a ti,

pensé que siendo necesario

era suficiente en el amor.

 

Hoy igual quisiera ser roca,

que no tiene pecho

ni manos, ni boca

para expresar lo que se siente

por tu partida en este tiempo

de mis tal vez últimos años.

 

No. No eres culpable de este sufrimiento

soy yo el que no supo llegar a ti

y culpable por orillarte al abismo,

por dejar que el viento

borre los días vividos.

¡Que cruel he sido!

 

Yo soy culpable

y no valgo la pena,

por dejarte sola en tus días difíciles

por no estar a tu lado

cuando creí que lo estaba.

 

Yo soy culpable

y perdón por no fijarme

en el clamor de tus ojos

y que en gestos me indicabas

que se te escapaba el amor,

de tus manos, mente y corazón.

 

Culpable soy yo

de solo haberme contentado

con tu llegada y tu estadía

y no pensar en tu partida.

 

Culpable soy yo

por no percibir lo poco que me ofrecías

en tus mirada y en la entrega de tu piel,

 

Culpable soy yo

por no darte más de lo que te di,

para que llegue cual búmeran;

mas tu sabes que pensé

que era suficiente la ternura

al verte siempre sensacional y fabulosa.

 

Culpable soy yo

al no intervenir en tu humildad

y en  tu forma de ser;

pensando que estabas convertida

en el más fino diamante.

 

Culpable soy yo al no ver tus gestos

que me indicaban que te estaba perdiendo;

perdón por pensar que éramos la pareja ideal

perdón por ser como soy.

 

Autor : Camisa

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miércoles, 21 de marzo de 2018

Eco de mis Ruegos


Eco de mis Ruegos

I
Tengo encerrado el amor que siento por ti
dentro de mi tórrida y triste poesía
que cuenta lo furtivo de este amor
así como la inmensidad de amarte día a día.

Pensaba en mis ruegos para que te quedaras,
¿por qué no piensas y te condueles,
de este sumiso y pobre corazón..?
que espera migajas de tu tiempo
y pobres migajas de tu amor.

Estas siendo fría como una una hija de puno
¿será que  te gusta siempre belicosear?
Solo para no pasarlo conmigo
te vuelves sarcástica y reniegas por tonterías
y te haces la chocha en plena panamericana.

Me  dijiste que era feo como un marciano,
mas pensé que este amor que por ti siento
siendo feo,  me había ya humanizado
y que mi fealdad se la llevo el viento,
como se va el agua de las manos.

II
Déjame cantarte una canción con la guitarra,
y escuches esa que tanto te gusta,
la que te pone romántica y apasionada,
o la que me gusta de Reik “Creo en ti”,
claro aunque me mientas.

Pensarás: “que cursi o que pendejada”,
Porque carajos me pongo así en este mes de diciembre,
precisamente para el día treintiuno;
sucede que ya me canse de pasarlo solo,
me canse de extrañarte o terminar en otra mesa.

II
Plante  la semilla en tierra infértil,
si te escapas  de mis sueños dormidos,
menos podre con amor retenerte
en los mágicos sueños despiertos.

Tú que en la cama me enloqueciste
y ame tanto locamente lo que allí haces
se que has vuelto solo por ese loco deseo
que ambos nos tenemos al hacer el amor.

III
Porque uso el Blue Jeans cortados, flojos
y casi gastados;
piensas que soy un vago
que solo sirvo para joder,
que soy intransigente por tu querer
y que tal vez tienes a alguien 
que puede que sea mejor que yo.

lunes, 5 de marzo de 2018

Tu Partida

Anduve pensándote entre varias tazas de café;

la nostalgia, la tristeza me acongojaba el alma,

después de ti, nada yo podría construir;

estuve como el camarón que se duerme.

 

Me levanté, de la mesa y caminé hacia la plazuela,

aquella, donde se encuentran los chiclayanos,

cuyo nombre es Elías Aguirre y hacen eventos.

 

Solo seis cigarrillos, en cinco horas me fumé,

los aspire profundamente  deseando hacer huir

esta tristeza que hoy vive en mí desde tu partida.

 

Quise ahogarla en humo con los cigarrillos en mis manos

mas la pena se derretía  en el alma cual vela

que en fuego intenso se quema inerme.

 

Nunca supe esquivar o hacerle la guerra al amor,

y loco yo; me deje envolver en la mágica ternura,

en besos locos y caricias de  blanca palma.

 

Logre despedirme de ti, mas hoy  en mi profusa locura,

quisiera volver a abrazarte y pedirte que no te vayas

a otro lugar de peruanos vientos,

o a otras tierras o playas;

porque inmenso será el dolor,

y mi vida entera, expiraría maldecida.

 

Autor: Camisa

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