Monte en mi caballo plomo azul,
aquella tarde casi noche,
cuando me entere de tu infidelidad,
pero mientras mi potro corría,
no sabía a donde dirigirme.
Eche maldiciones intensas a mi suerte,
y acabé tomando licor en un video pub
pretendiendo de mi mente alejar
lo rico que tiras en la parrilla,
y como te gusta el karaoke,
que me encanta cuando cantas con tu lengua,
que me estremece hasta el alma.
Así borracho me he sucumbido al rio moche
y mi prostituta suerte ha impedido,
que me ahogue
arrastrándome al fango
de la orilla, junto a un tronco viejo.
El licor que fue fuerte y añejo,
solo me embriagó; y así
ebrio y con barro,
subí a mi caballo, en el afán de matarme,
más mi caballo que conoce toda ruta
notablemente éste me ha cuidado
que ni siquiera he caído herido.
Es mas fuerte el dolor por tu traición,
que los golpes en el río que me he dado,
es duro golpe que me has causado
y es en éste pañuelo húmedo que en rocío,
todo este inmenso amor, esta contenido.
y el dolor por esa condenada.
Tú; una hermosa bandolera y condenada
cuerpo terso y subliminal sonrisa,
ojos verdes color de la uva blanca pelada,
que tiene encerrada a mi alma y mi mundo.
No puedes retener este sentimiento que es como agua,
ni detener mi pena expresiva, con tu regreso,
más este caballo me
miras con sus ojos grandes
mientras pienso en esa chiquilla debajo de un árbol,
mientras parece que el caballo blanco plomo azul
al mirarme quisieras hablarme… ¡ que pendejadas…!
Autor: Camisa